jueves, 13 de marzo de 2008

Berna

Berna (ayer)

Berna decidió no concederle al tiempo ni un minuto más para el silencio, no prolongar ni desviar el itinerario que sólo conduce a la clausura, al cansancio de lo cotidiano, a los tiempos prestados que, algún día, se tenían que acabar. Se arrojó a la aventura de utilizar páginas en blanco, vírgenes, las páginas que nunca habían sido escritas, para trazar la caligrafía de su propia historia. Decidió emprender otro viaje, sin detener el paso de las horas, sin echar la mirada atrás, obviar la evocación, los ecos… Berna decidió recomponer las piezas, aprendió a cerrar círculos; apreció que detrás del telón negro que decora el horizonte del futuro hay mucho más. Hay todo lo que es hoy, porque adivinó que hoy es el futuro de ayer, el pasado de mañana.

No sabía que algún día le gustaría leer a Millás. Quizá estaba escrito en su destino (en sus páginas en blanco). No me extraña, porque siempre había deseado manejar el bisturí eléctrico, el que abre y cauteriza; el bisturí eléctrico de Millás en El Mundo: ”No olvidaré nunca el momento en el que (mi padre) se volvió hacia mí para pronunciar aquella frase fundacional: -Fíjate, (el bisturí eléctrico) cauteriza la herida en el momento mismo de producirla.”

Berna (hoy)

Berna (hoy le gusta leer a Millás) está aprendiendo a manejar el bisturí eléctrico en cada instante de su vida, cada uno de esos que te abren una herida aunque sea sólo con la intención meditada de cerrarla. Sabe que el amor nos libera al mismo tiempo que nos ata, que los hijos, al mismo tiempo, nos llenan y nos vacían, que la propia vida, al mismo tiempo, nos causa la muerte, que podemos, al mismo tiempo, recuperar la razón y perderla. Sabe que el bisturí eléctrico te abre una herida para que tu mal empiece a curarse, que quema pero cauteriza, que duele pero cura, se convierte en remedio, en salida inevitable…

Igual que Millás fue arrollado por una novela (El Mundo), a Berna le arrolló la vida, y ahora la celebra cada día, la abre y la cauteriza (ha perdido la sensación de mirarla desde un voladizo inestable); hiende los sentimientos (sabe que sentir es una forma de pensar); disecciona cada momento (ayer, hoy y mañana); festeja el mar azul, la luna llena (esa que se adueña de la noche y se va sin decir por qué), el paisaje de otoño… de los rostros-paisaje, tierra que uno no se cansa jamás de explorar; ha decidido vivir en un mundo de sueños, calcando cada sonrisa, construyendo su historia a retazos, entre un día y otro.



4 comentarios:

Unknown dijo...

Hola Rafa. No sé si te acuerdas de mí. Fui alumna tuya, allá por los 80. He seguido tus andanzas literarias, me dedico al periodismo, ¿te acuerdas de aquella radio y de aquellos programas de televisión escolar que nos montaste? ¿Te acuerdas que me dijiste que tenía madera de periodista? Pues aquí estoy. Te decía que he seguido tus andanzas literarias, leí tu libro "Vidas robadas" ¡una joya! Por cierto ¿por qué no se ve en las librerías? Una novela como esa no puede perder ningún lector sensible con las cuestiones que planteas... Y del blog ¿qué voy a decir? Pues que eres el mismo de siempre, con esa sensibilidad que nos transmitías en clase, con ese compromiso... No me extiendo más, sólo quiero decirte que me gustaría verte algún día (hace 20 años), disfrutar de tu palabra en directo, como disfrutaba cuando era una niña. Gracias por tus palabras. Te sigo y te seguiré. Un beso

Marina C. dijo...

¡Cómo me gusta Berna! Lo leí un día de esta Semana Santa, que la llevo mal porque hace tiempo que perdí la fe y cuando veo a las turbas extasiadas ante la sombra de los cucuruchos, tipo Ku-Klus-Klan, el monótono retumbar de bombos y timbales, me reafirmo más en mi paganismo y adoro al Sol, el dios Ra de Ramsés II, el sol de mediodía en su máximo esplendor, que inunda al mundo, nuestro mundo, de energía. Pero como Berna, también festejo el mar azul y la luna llena, me da paz, siempre he pensado que si hay una imagen para salvar es la luna llena sobre el mar en esas noches mágicas de verano en alguna playa…
Pues eso, que estaba un poco triste y leí Berna, algo bueno al fin, entre tanta mediocridad, y actuó sobre mí como ese bisturí eléctrico que cauteriza la herida al producirla.
No dejes de escribir nunca, porfa!
Marina C.

Departamneto Geografía e Historia dijo...

Hola Rafa. Cuando te zambulles en el agua esta, no sabes dónde vas a salir. !Qué grata sorpresa he tenido al cotillear los blogs preferidos de una querida amiga. Común amiga, supongo.
Al emerger,desde su blog he aparecido en tu rincón literario.
¡Qué sigas produciendo hermosos textos!
Miguel

Analía dijo...

No sé como vine a caer acá...
Me gusta, me llevo algo en forma de sensaciones no palabras, sobre la primera entrada, la que da el nombre al blog.
Providencial, haberlo leído ahora.
Voy a volver.